domingo, 22 de febrero de 2009

YO TAMBIÉN SOY HISTRIÓNICA

(WEEPING WOMAN, PABLO PICASSO)



Es igual de raro echarte de menos a ti que echar de menos a un hipopótamo, pero ambas cosas se me dan bien.


Soy así.


No creo que duela más la presión de tus incisivos que la ausencia de ella.



viernes, 13 de febrero de 2009

MUERTE AL TAMAGOTCHI


Lo insignificante del cuerpo y sus límites lo único que hacen es dar pistas erróneas si una idea meditada se ha convertido en decisión. Cuando nadie entiende de cobardía.

El arma del crimen, un martillo de plástico, poco efectivo dicen algunos, yo pienso que mata el alma antes que el cuerpo el sarcasmo que cada golpe imprime.. El resto si no se rompe a golpes acabará desgastándolo la erosión causada por el rozamiento. Y he de decir que la sensación de poder puede incluso con el agotamiento.


Sé meterme en el papel de verdugo si tengo que elegir entre tú o yo.


miércoles, 4 de febrero de 2009

SE ACABÓ



Odio cuando discutimos y te digo que algo es verde y tú me dices que sí... que es verde, que te deje en paz!, y no sé porque me dices que es verde, queriendo que suene a verde cuando sabes que no te refieres a verde sino a verde... y es entonces cuando empiezas a ponerme negra porque no te pones ni roja al contestar que no sabes de lo que hablo.


No tenemos nada que hablar si no empiezas a valorar los diferentes matices que existen, no te hablo sólo de los grises, grises, grises, o grises que podrías encontrar entre el blanco y el negro, sino más bien de que no te pongas morada de soltar acusaciones sin pies ni cabeza contra mí... Además nunca dices las cosas sin sentido..¿Tú? No, no.. eso.. eso nunca, siempre das en el blanco, y me refiero a que das donde más duele.


¿Y yo qué hago? Pues me trago todos los marrones que me echas encima como una gilipollas, pero empiezo a darme cuenta de que yo por ti sería capaz de ver el amarillo, azul. Y si no lo consigo, haría cualquier cosa por encontrar el verde que me falta y aplicar de este la cantidad precisa para conseguir el matiz de azul que me pides, y sin embargo tú sólo ves en blanco y negro.

Hasta ahora me limitaba a bajar la cabeza y tragarme la mierda, dedicándome a dibujar contornos alrededor de los tuyos dejando que tú lo coloreases todo... pidiéndote tan solo que no te salieras de los margenes. Antes pintábamos los mismos colores, mirábamos a través del mismo calidoscopio, y ahora tú sólo ves en blanco y negro.


...Quizás sea yo quien no lo está entendiendo... quizás sólo quedo yo mirando a través del calidoscopio... Quizás sólo intentas decirme tal y como yo lo diría que se acabó el color, que se acabaron los matices, que ya nunca habrá más discusiones porque sólo queda mi punto de vista...


VENUS SE APAGÓ HACE TIEMPO, PERO AHORA ESTAMOS HABLANDO DE PITUFOS


De repente me saludó. Hacía ya varios meses que no tenía más noticias de ella que un simple e-mail diciéndome que no era buen momento para visitarla, -leí tu e-mail, no te contesté antes porque he estado ocupada, estoy agradecida por tu interés en verme pero las cosas se están complicando, se me acumula el trabajo y las responsabilidades y ya no sé donde tengo la cabeza-, me escribió en un correo electrónico de respuesta al mío. Y en realidad no es que me dejase de lado, que también, sino que a veces pienso que todo el mundo vive como yo, sin nada que hacer y dispuesto a perder el tiempo paseando por algún museo, ni siquiera mirando los cuadros, sólo teniendo una conversación rodeada de arte.

Pero hoy, me saludó por internet, nada personal ni cercano, pero me basta poco para sentirme a su lado. Tenía puesta una foto suya en el recuadro destinado a la imagen en la ventana del messenger, la verdad es que está más guapa que nunca y tenía una estúpida camiseta con un ridículo ser azul con un gorro blanco, a lo mejor fue por la camiseta que en un momento el tiempo se comprimió.

Hace más de tres años que olvidé que la amaba pero al ver su foto una especie de reminiscencia física se apoderó de mi, y digo física porque sentí en mis labios la justa presión con la que me besó la última vez. Se me inundó el alma de ella al notar el olor de su piel mezclada con su perfume y su shampoo entre los olores de los cotidiano que acontecía en ese momento. El corazón me dio un vuelco y en algún punto entre mi esternón y mi columna vertebral, dentro de mi caja torácica se empezó a concentrar en una especie de nudo, todo mi amor, mi melancolía, mi admiración, mis “y por qué no pudo ser de otra manera?”, mis “y si en vez de... hubiera o hubiese...”, y ¿por qué no? también mi odio. En resumen, hoy la volví a amar. Y si volví a amarla por un saludo que me mandó desde el otro lado de una pantalla a incontables kilómetros de distancia, no quiero saber que sería capaz de hacerme sentir si me volviese a besar de verdad.