domingo, 6 de diciembre de 2009

...Ganímedes...



Me lo contó Sartre una vez. De repente, todo se convierte en náusea... para escapar de ella no sirve dejar de existir porque la única forma de hacerlo es no haber existido. No puedes dejar de ser, sólo desapareces en cierto modo y pasas a ser otra cosa. Otra cosa al alcance de la náusea. Porque ya he dicho que la náusea se convierte en todo.


No se si llamarlo náusea o más bien angustia, es un hueco lleno de nada , un vacío que parece que se lo come todo y lo deja en sombra. Creo que si me rompo el esternón y meto la mano entre mis pulmones lo podría agarrar, aunque lo más seguro es que si hago eso me tragase... y se tragase el mundo también.


Me recuerda tanto a lo que me hiciste sentir una vez que en cierto modo y de la manera más jodidamente retorcida que te puedas imaginar esta mierda me encanta, porque parezco estar más cerca de ti y de mí en el momento en el que fuimos nosotras. No te equivoques, esta vez te recuerdo sólo porque necesito recordarme. Sé que te juré amor eterno, pero ahora comprendo a ratos que un ser mortal no puede hablar de eternidades porque se escapan a su comprensión, y digo a ratos porque sé que aún me quedan momentos para sentirme infinita.


Esta es la única forma de recordar quien fui, y es curioso, que el momento en el que más “yo” me he sentido es cuando tú formabas parte de mí. A veces pienso que eres la náusea porque haces lo mismo, sacudirme, vomitarme, revolverme las entrañas. Me mareas.


Cuando éramos nosotras pensaba que en cualquier momento iba a estallar en luz recorriendo el universo. Pero se me quedó todo ese amor, que no entraba en la eternidad, entre pecho y espalda.


Empecé a ser yo sin ti y el amor pasó a pudrirse, me torturó, me hizo desear extinguirme tanto como deseaba tenerte, me llenó de náuseas, me convirtió en descomposición, el corazón empezó a bombear vinagre y algo así como tierra junto con mi sangre. Por mis venas pasaba algo tan pastoso que gastaba toda la energía que tenía tan sólo en conseguir que toda esa masa putrefacta se moviese por mi cuerpo y aprovechar así el poco oxígeno que llegaba de mis pulmones a mi cerebro, vivir se me hacía sobrehumano, todo olía mal. Era una puta fábrica de amor caduco. Me sorprendí produciendo mierda en cantidades industriales, en toneladas.


Pero un día me corté... y para mi sorpresa salió sangre, salió sangre roja. No estaba produciendo mierda, solamente era energía, solamente era pasión. Decidí que tanta energía debía de aprovecharse y me retroalimenté para inventarme de nuevo.


Hoy es uno de esos días en los que sientes que no tienes ayer, que las fotos no son pruebas de los hechos, que ni tu mismo eres una prueba de tus hechos. De hecho si no fuese yo quien hubiese vivido mi vida habría dicho que todo esto no me había pasado a mí. No puedo fiarme de mis recuerdos. Pero la náusea... la náusea es inconfundible, es más real que yo misma, por eso necesito recordarte, para saber que, en realidad, he sido.


No se en qué, pero pronto voy a reinventarme.


Espero sentirme nuevamente


absoluta.



lunes, 16 de marzo de 2009

domingo, 22 de febrero de 2009

YO TAMBIÉN SOY HISTRIÓNICA

(WEEPING WOMAN, PABLO PICASSO)



Es igual de raro echarte de menos a ti que echar de menos a un hipopótamo, pero ambas cosas se me dan bien.


Soy así.


No creo que duela más la presión de tus incisivos que la ausencia de ella.



viernes, 13 de febrero de 2009

MUERTE AL TAMAGOTCHI


Lo insignificante del cuerpo y sus límites lo único que hacen es dar pistas erróneas si una idea meditada se ha convertido en decisión. Cuando nadie entiende de cobardía.

El arma del crimen, un martillo de plástico, poco efectivo dicen algunos, yo pienso que mata el alma antes que el cuerpo el sarcasmo que cada golpe imprime.. El resto si no se rompe a golpes acabará desgastándolo la erosión causada por el rozamiento. Y he de decir que la sensación de poder puede incluso con el agotamiento.


Sé meterme en el papel de verdugo si tengo que elegir entre tú o yo.


miércoles, 4 de febrero de 2009

SE ACABÓ



Odio cuando discutimos y te digo que algo es verde y tú me dices que sí... que es verde, que te deje en paz!, y no sé porque me dices que es verde, queriendo que suene a verde cuando sabes que no te refieres a verde sino a verde... y es entonces cuando empiezas a ponerme negra porque no te pones ni roja al contestar que no sabes de lo que hablo.


No tenemos nada que hablar si no empiezas a valorar los diferentes matices que existen, no te hablo sólo de los grises, grises, grises, o grises que podrías encontrar entre el blanco y el negro, sino más bien de que no te pongas morada de soltar acusaciones sin pies ni cabeza contra mí... Además nunca dices las cosas sin sentido..¿Tú? No, no.. eso.. eso nunca, siempre das en el blanco, y me refiero a que das donde más duele.


¿Y yo qué hago? Pues me trago todos los marrones que me echas encima como una gilipollas, pero empiezo a darme cuenta de que yo por ti sería capaz de ver el amarillo, azul. Y si no lo consigo, haría cualquier cosa por encontrar el verde que me falta y aplicar de este la cantidad precisa para conseguir el matiz de azul que me pides, y sin embargo tú sólo ves en blanco y negro.

Hasta ahora me limitaba a bajar la cabeza y tragarme la mierda, dedicándome a dibujar contornos alrededor de los tuyos dejando que tú lo coloreases todo... pidiéndote tan solo que no te salieras de los margenes. Antes pintábamos los mismos colores, mirábamos a través del mismo calidoscopio, y ahora tú sólo ves en blanco y negro.


...Quizás sea yo quien no lo está entendiendo... quizás sólo quedo yo mirando a través del calidoscopio... Quizás sólo intentas decirme tal y como yo lo diría que se acabó el color, que se acabaron los matices, que ya nunca habrá más discusiones porque sólo queda mi punto de vista...


VENUS SE APAGÓ HACE TIEMPO, PERO AHORA ESTAMOS HABLANDO DE PITUFOS


De repente me saludó. Hacía ya varios meses que no tenía más noticias de ella que un simple e-mail diciéndome que no era buen momento para visitarla, -leí tu e-mail, no te contesté antes porque he estado ocupada, estoy agradecida por tu interés en verme pero las cosas se están complicando, se me acumula el trabajo y las responsabilidades y ya no sé donde tengo la cabeza-, me escribió en un correo electrónico de respuesta al mío. Y en realidad no es que me dejase de lado, que también, sino que a veces pienso que todo el mundo vive como yo, sin nada que hacer y dispuesto a perder el tiempo paseando por algún museo, ni siquiera mirando los cuadros, sólo teniendo una conversación rodeada de arte.

Pero hoy, me saludó por internet, nada personal ni cercano, pero me basta poco para sentirme a su lado. Tenía puesta una foto suya en el recuadro destinado a la imagen en la ventana del messenger, la verdad es que está más guapa que nunca y tenía una estúpida camiseta con un ridículo ser azul con un gorro blanco, a lo mejor fue por la camiseta que en un momento el tiempo se comprimió.

Hace más de tres años que olvidé que la amaba pero al ver su foto una especie de reminiscencia física se apoderó de mi, y digo física porque sentí en mis labios la justa presión con la que me besó la última vez. Se me inundó el alma de ella al notar el olor de su piel mezclada con su perfume y su shampoo entre los olores de los cotidiano que acontecía en ese momento. El corazón me dio un vuelco y en algún punto entre mi esternón y mi columna vertebral, dentro de mi caja torácica se empezó a concentrar en una especie de nudo, todo mi amor, mi melancolía, mi admiración, mis “y por qué no pudo ser de otra manera?”, mis “y si en vez de... hubiera o hubiese...”, y ¿por qué no? también mi odio. En resumen, hoy la volví a amar. Y si volví a amarla por un saludo que me mandó desde el otro lado de una pantalla a incontables kilómetros de distancia, no quiero saber que sería capaz de hacerme sentir si me volviese a besar de verdad.


lunes, 12 de enero de 2009

SE PEGA COMO ARENA MOJADA


Se encuentra estresada, aturdida... toda la noche se las vio peleándose con las sábanas que se le enredaban en el cuerpo mientras se retorcía en la cama intentando conciliar el sueño, los segundos se le hacían minutos y los minutos interminables y ella nunca fue de perder el tiempo, o por lo menos no luchando contra el insomnio. Así que se apresuró por hacer algo que le ayudase a pasar el rato, los exámenes estaban cerca, pero estudiar nunca fue una opción, eran aún las cuatro de la mañana así que decidió encender su portátil y cotillear por Internet en busca de algún sinsentido interesante con que entretenerse hasta las ocho, hora a la que tenía que estar saliendo por la puerta con Vanesa hacia la biblioteca.


Para su sorpresa encontró algo más que un espacio con el que entretenerse, tan sólo se trataba de una página más de Internet entre tantas, un blog de alguien completamente ajeno, con un diseño simple, repetitivo, incluso monótono. Pero a sus ojos era una refugio, un lugar en el que se sentía, cómplice, retratada, íntima, viva, eso sí, siempre ansiosa. Entre los textos podía sentir sin cortapisas, aunque sólo fuesen sentimientos del mismo efímero que esos segundos que tanto ansías de esa canción que te vuelve loca este mes.


Cada historia le precipitaba a cabalgar entre el ficticio y la realidad, y lo único real es que ahora los minutos volaban y que ya eran las siete menos cinco y continuaba en pijama, así que como a quien le quitan la ilusión se despegó de la pantalla y casi desfallecida se arrastró hasta la ducha. Las horas de sueño que le robó a la noche de repente le pegaron una bofetada y se vio frente al espejo desganada y ojerosa, sin fuerzas ni para darse pena. La ducha le sentó bien, se vistió casi sin mirar que ropa cogía y a desayunar.


Potasio, vitamina C y por supuesto un cortado, a pesar de las reprimendas de los doctores por sus irresponsables coqueteos con los estimulantes. La cafeína pronto hizo efecto en su organismo, el cansancio y la excitación se dan en ella diez minutos más tarde como una montaña rusa y la verdad no sabe si lo que le produce las nauseas es el café o la montaña. Tocan a la puerta, el reloj marca las 07.53 y ve desvanecerse la posibilidad de retomar la lectura.


Vanesa entra sin esperar respuesta -Venga, se que necesitas diez minutos de presión o no sales de tu cuarto!- exclama rebosando vitalidad. Fue en ese justo instante cuando Daniela volvió a la otra realidad, Daniela volvió a ser Daniela, volvió a ser día 12 de Enero, volvió a mirar el reloj que seguía marcando la mismas hora pero nunca un segundo había estado tan distante de otro.